Y cuando parecía que ya el salar no podía sorprendernos más, tuvimos la suerte de encontrar la maravillosa agua de lluvia que transforma el salar en un gigantesco espejo...
Que chévere, hasta ganas de volar no???? Ya pes Ingrin, nada de firmes, si todavía no ha entrado Humala que pasa, jajajajajajajajajaja...
Nooooooooooo!!!!! No nos vayamos todavía, por favor, un ratito más en el salar...
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